Durante el juicio celebrado esta semana, un intenso debate giró en torno a si el acusado había obtenido consentimiento de las víctimas que mostraban tendencias suicidas en redes sociales. La fiscalía argumentó que el individuo se había aprovechado de la vulnerabilidad emocional de las víctimas, quienes, según el análisis de sus redes, habían manifestado pensamientos suicidas y buscaban ayuda. La defensa, por otro lado, sostuvo que el contacto entre el acusado y las víctimas fue consensuado y que estas estaban conscientes de sus acciones al intercambiar mensajes.
El caso ha suscitado un amplio interés público, sobre todo en lo que respecta a la ética y legalidad de las interacciones en línea con personas en situación de vulnerabilidad mental. Expertos en derecho digital y salud mental han sido citados a lo largo del proceso para esclarecer si las manifestaciones en redes sociales pueden considerarse un consentimiento válido. A medida que el juicio avanza, se espera que el veredicto siente un precedente en el ámbito legal sobre cómo se deben manejar estas situaciones en el entorno digital.
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