Falleció en Estados Unidos la destacada investigadora y activista británica conocida por transformar el estudio de los chimpancés. Con 91 años, deja un legado inmenso en la comprensión de estos primates. A lo largo de su carrera, reveló el sorprendente parecido entre los chimpancés y los seres humanos, cambiando para siempre la perspectiva científica sobre estos animales. Su trabajo no solo llevó a avances significativos en biología y antropología, sino que también inspiró a nuevas generaciones de científicos a explorar el comportamiento animal de manera más humana y respetuosa.
Además de sus contribuciones científicas, la investigadora se destacó por su incansable labor en la protección del medio ambiente. A lo largo de los años, se convirtió en una figura clave en movimientos globales de conservación, defendiendo fervientemente la preservación de los hábitats naturales y la biodiversidad del planeta. Su impacto trasciende el ámbito académico, ya que fue una voz poderosa que alertó sobre la urgente necesidad de cuidar la Tierra, dejando un mensaje duradero sobre la importancia de la coexistencia armoniosa entre humanos y animales.
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