El desenlace de las investigaciones dirigidas por el fiscal especial Jack Smith contra Donald Trump ha llegado a su clímax con la dimisión de Smith, apenas días antes de la toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos. Smith, quien había estado al frente de las investigaciones sobre el manejo indebido de documentos clasificados por parte de Trump y sus intentos de alterar el resultado de las elecciones de 2020, presentó oficialmente su renuncia ante la jueza de distrito Aileen Cannon. Esta decisión ocurrió tras la presentación de su informe final, si bien se reconoce que la dimisión era esperada, dado que el presidente electo había manifestado su intención de cesar a Smith tan pronto asumiera el cargo. Pese a su salida, Smith ratificó los cargos previamente interpuestos contra Trump, pero el Departamento de Justicia continúa con la política de no investigar a presidentes en ejercicio.
Los casos contra Trump, que incluyeron el traslado no autorizado de documentos clasificados a su residencia de Mar-a-Lago y los intentos de alterar el resultado electoral en 2020, fueron un punto crítico en los litigios del expresidente. Sin embargo, el caso de la documentación clasificada fue desestimado por la jueza Cannon, mientras que el caso de fraude electoral sufrió una parálisis después de que el Tribunal Supremo confirmara la inmunidad presidencial en acciones desarrolladas durante el ejercicio del cargo. Paralelamente, Trump enfrentó acusaciones en Georgia y Nueva York, donde fue hallado culpable de falsificación de documentos, aunque evitó la cárcel. Con la reciente victoria electoral del republicano, Smith decidió cancelar los cargos, manteniendo apoyo a las acusaciones pero reconociendo la política de no proceder judicialmente contra el presidente en funciones.
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