La influencia de J. K. Rowling sobre la nueva serie de Harry Potter en HBO se ha visto cuestionada tras el reciente pronunciamiento de Paapa Essiedu, el nuevo actor que interpretará a Severus Snape. Essiedu firmó una carta abierta en contra de un fallo del Tribunal Supremo británico que afectaba los derechos legales de las mujeres transgénero. Aunque muchos esperaban que Rowling, conocida por sus polémicas opiniones sobre este tema, demandara su despido, la autora ha afirmado que no tiene ni el deseo ni la autoridad para hacer tales exigencias.
Rowling ha manifestado que despedir a un actor por sus creencias sería injusto, dejando claro que no apoya la censura en el ámbito laboral. Sin embargo, no ha escatimado en críticas hacia quienes firmaron la carta, sugiriendo que están motivados por el miedo a las represalias. En un contexto más amplio, sus comentarios han desatado un nuevo debate, desplazando el foco hacia la diversidad en el casting de la serie y las reacciones racistas ante la elección de un actor de ascendencia negra para el papel de Snape. La controversia se intensifica, revelando las tensiones en torno a la representación y las ideologías contemporáneas.
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