Austria se alzó con la victoria en la 69ª edición del festival Eurovisión, celebrada en el estadio St. Jakobshalle de Basilea. El contratenor austriaco J.J. triunfó con 436 puntos obtenidos en un reñido televoto, superando a Israel, que acumuló 357 puntos. Esta edición, como la anterior, estuvo marcada por la controversia en torno a la participación de Israel en el certamen. A diferencia de otros concursos internacionales, Eurovisión no ofrece un premio monetario al ganador; en su lugar, el triunfador recibe el emblemático Micrófono de Cristal, al igual que réplicas de menor tamaño para los compositores involucrados.
El país ganador de Eurovisión asume el desafío de organizar la siguiente edición del evento, lo cual implica tanto gastos significativos, como en seguridad y logística, como beneficios derivados del gran número de visitantes y atención mediática que genera. Aunque algunos países recompensan económicamente a sus participantes, no es el caso de España, donde RTVE cubre todos los costos relacionados con la participación de sus representantes, como fue el caso de Melody y su equipo este año. Además, los compositores pueden incrementar sus ingresos gracias a los derechos de autor generados por sus canciones tras el concurso.
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