Israel Vallarta, tras pasar casi dos décadas en prisión sin una sentencia, ha obtenido finalmente su libertad. Ingresó a los 35 años, acusado de secuestro, y durante su encarcelamiento fue víctima de torturas y fabricación de pruebas por parte de un sistema judicial y policial corrupto. Ahora, a los 55 años, expresa una mezcla de emociones mientras retoma su vida. En comunicación con los medios, Vallarta se muestra decidido a buscar justicia y a desenmascarar las verdades ocultas detrás de su caso. Su primer deseo tras la libertad es disfrutar una comida que no provenga de la cárcel y acoplarse a su familia, considerando esencial a su esposa y a los suyos en este nuevo inicio.
Este caso pone de relieve el oscuro entramado de corrupción durante la administración de Felipe Calderón, con figuras como Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino implicadas en graves irregularidades judiciales. Mientras Florence Cassez, su antigua pareja, fue liberada en 2013 tras gestiones políticas de Francia, Vallarta permaneció tras las rejas, atrapado en un episodio que dejó una marca indeleble en el sistema de justicia mexicano. Ahora, libre, Vallarta planea culminar su carrera en Derecho Penal y luchar por la verdad, esperando restaurar no solo su historia personal, sino también abrir camino a una justicia tangible para aquellos que, como él, fueron víctimas de engaños judiciales.
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