El ejército de Israel ha intensificado sus bombardeos sobre Líbano en respuesta a un ataque inédito con un misil balístico lanzado por la milicia chií Hezbolá hacia Tel Aviv, el primero en casi un año de enfrentamientos. El objetivo del cohete fue la sede del Mosad en las afueras de Tel Aviv, una acción tomada en represalia por ataques previos israelíes. Esta escalada ha dejado una cantidad significativa de víctimas y desplazados; según el ministro de Exteriores libanés, Abdalá Bu Habib, el número de personas que huyen de los bombardeos, iniciados el lunes, asciende ya a cerca de medio millón. A lo largo del miércoles, Hezbolá lanzó unos 40 cohetes hacia distintas regiones de Israel, aunque fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles.
Este conflicto marca no solo los más intensos bombardeos sobre el sur de Líbano, sino también un significativo riesgo de extensión regional, dado que milicias proiraníes en Irak han lanzado un dron contra los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel. La respuesta israelí ha sido contundente, con «bombardeos extensivos» anunciados en el sur de Líbano y en nuevas regiones como Keserwan, de mayoría cristiana. Las Fuerzas Armadas de Israel destacan que, por primera vez en casi un año, Hezbolá ha alcanzado un punto tan estratégico con uno de sus proyectiles. Si bien no ha habido informes de daños personales o materiales en Tel Aviv, la situación sigue siendo tensa y el éxodo de civiles y refugiados continúa en aumento, generando una crisis humanitaria significativa en la región.
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