La Fuerza Aérea israelí ha llevado a cabo una tercera ofensiva en una zona controlada por un grupo armado, en respuesta a los ataques que estos grupos, al igual que Hizbulá desde el Líbano y otras milicias proiraníes desde Irak, han emprendido para mostrar su apoyo a la Franja de Gaza. Estas acciones se enmarcan en un contexto regional cada vez más tenso, donde la situación en Gaza ha desencadenado una serie de respuestas y contraataques que involucran a múltiples actores del Medio Oriente. Los recientes bombardeos reflejan la escalada de las hostilidades que, según analistas, podría desestabilizar aún más la ya frágil situación en la región.
El conflicto se suma al complejo entramado de tensiones que caracteriza las relaciones entre Israel y varios grupos respaldados por Irán, planteando nuevos desafíos para la paz y estabilidad regional. En este marco, el gobierno israelí sostiene que su campaña aérea es una medida defensiva necesaria frente a la creciente amenaza que representan estas milicias. Sin embargo, las acciones militares han recibido críticas por parte de diversos líderes internacionales que abogan por la mediación y el diálogo. Con cada nueva ofensiva, el peligro de un conflicto más amplio se cierne sobre la región, poniendo en riesgo los esfuerzos diplomáticos recientes por alcanzar una tregua duradera.
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