Israel ha llevado a cabo un intenso bombardeo sobre decenas de depósitos de armas químicas y misiles de largo alcance en Siria, en un intento por evitar que estas peligrosas armas caigan en manos de las nuevas autoridades islamistas tras la caída del régimen de Bashar Al Assad. Después de 24 años en el poder, el régimen de Al Assad ha sido derrocado, y se ha generado una preocupación internacional sobre el destino de su arsenal químico. Estas acciones ofensivas se basan en informes de inteligencia proporcionados por el Mossad, la Dirección de Inteligencia Militar y la Inteligencia de la Fuerza Aérea de Israel. El gobierno israelí ha afirmado que está trabajando para desmantelar las grandes reservas de municiones que anteriormente controlaba el ejército sirio, como una medida preventiva para asegurar que no lleguen a manos equivocadas.
Paralelamente, Estados Unidos ha expresado su colaboración con sus aliados en Oriente Medio para garantizar que las armas químicas del régimen sirio no sean utilizadas contra civiles o fuerzas aliadas en la región. Como medida de seguridad, la portavoz adjunta del Departamento de Defensa, Sabrina Singh, señaló que aunque no hay tropas estadounidenses involucradas directamente, se está trabajando con socios locales para mantener el control de estas armas. A lo largo de la guerra civil siria, que ya dura 13 años, el régimen de Al Assad ha enfrentado acusaciones por el uso de agentes químicos como el cloro, sarín y gas mostaza, en ataques devastadores. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas sigue vigilando la situación, ante la preocupación de que parte del arsenal del antiguo régimen no esté completamente registrado, lo que refuerza los temores sobre el potencial uso por parte de grupos islamistas y yihadistas que ahora tienen el control del territorio.
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