En la madrugada del viernes, aviones de combate israelíes llevaron a cabo un ataque cerca del palacio presidencial en Damasco, la capital de Siria. Este acto ha sido confirmado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, quienes lo describieron como un «mensaje claro al régimen sirio». La incursión busca impedir que las tropas sirias avancen hacia el sur de Damasco y proteger a la comunidad drusa. La advertencia fue previamente comunicada al presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa, señalando que habría una respuesta severa si continuaban los ataques contra los drusos.
El ataque se produjo tras los bombardeos israelíes en Ashrafieh Sahnaya, cerca de Damasco, en respuesta a intensos enfrentamientos entre grupos drusos y fuerzas estatales sirias. Estos enfrentamientos han dejado decenas de muertos, elevándose la cifra a 101 según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La situación resalta las tensiones en la región, especialmente en los Altos del Golán, ocupados por Israel desde 1967 y donde reside una significativa comunidad drusa. La falta de un balance oficial de víctimas por parte de las autoridades subraya la gravedad del conflicto y sus repercusiones en la región.
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