El corazón de Beirut fue testigo de un bombardeo sin precedentes desde la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006. En las primeras horas del lunes, la rotonda Cola, un importante núcleo de transporte, sufrió un ataque que dejó al menos cuatro muertos, entre ellos tres miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). También perdió la vida el líder de Hamás en Líbano, Fatah Sharif Abu al Amin, junto a su familia, en un ataque aéreo en el campo de refugiados de Al Bass. Este hecho marcó la primera reacción pública del «número dos» de Hezbolá, Naim Qasem, quien prometió perseverar en una guerra que podría prolongarse y pidió unidad en un mensaje a la nación.
El bombardeo en Cola, ejecutado con precisión quirúrgica, ha dejado a la comunidad sumida en el miedo y la incertidumbre. Testigos como Mohamed Al Hoss, quien vive a pocos metros del sitio del ataque, relataron el terror vivido durante la explosión y la consiguiente destrucción. El edificio afectado muestra un claro impacto en la cuarta planta, pero dejó intactos los cimientos, una señal de la precisión del ataque. El sentimiento de culpa y la desconfianza en la seguridad del área se han incrementado entre los residentes, algo compartido también por la farmacéutica Marwa Al Yamal. Por su parte, el ejército israelí ha confirmado otros ataques en el sur del Líbano y en el valle de la Becá, mientras el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha insinuado una posible incursión terrestre en territorio libanés, elevando aún más la tensión en la región.
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