El conflicto entre Israel y la milicia chií Hezbolá en el Líbano ha alcanzado un punto crítico, con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, informando sobre la eliminación de al menos 1.500 miembros de Hezbolá en las recientes ofensivas. Las operaciones israelíes, especialmente intensificadas desde mediados de septiembre, han resultado en la muerte del líder del grupo, Hasán Nasralá, junto con varios de sus posibles sucesores. Halevi destacó los «muy importantes logros» y el continuo compromiso del ejército israelí de atacar con contundencia a la milicia, que ha sufrido serias pérdidas en su estructura de mando tanto superior como local en el sur del Líbano. El régimen iraní, principal aliado de Hezbolá, se encuentra desconcertado ante las bajas semanales que ha sufrido la milicia en tanto las Fuerzas de Defensa de Israel reportan casi 60 combatientes de Hezbolá muertos en un solo día de enfrentamientos recientes.
La situación en el Líbano es crítica, con más de 2.400 personas fallecidas y casi 11.300 heridos debido a los ataques israelíes en el último año. Las autoridades libanesas han confirmado que los bombardeos israelíes, que se intensificaron el último mes, han sido devastadores, culminando incluso en incursiones terrestres en el sur del país. Esta escalada en el conflicto es parte de la respuesta de Israel a las agresiones de Hezbolá, que comenzaron más de un año atrás en solidaridad con la causa palestina. La mortalidad entre la población civil libanesa ha incrementado debido a explosiones de dispositivos de comunicación en septiembre, vinculados a Hezbolá, cuya responsabilidad ha sido atribuida a Israel aunque este país nunca ha confirmado tal acción. El conflicto sigue intensificándose con incursiones militares y operativos selectivos, mientras aumenta el número de víctimas en ambos bandos y el panorama regional se deteriora aún más.
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