Funcionarios de Estados Unidos y de otros países han revelado al rotativo que la organización Hizbulá encargó aproximadamente 3.000 dispositivos a la empresa taiwanesa Gold Apollo. Antes de llegar a su destino en el Líbano, el cargamento fue manipulado por Israel, según las fuentes citadas. La intervención israelí habría alterado los aparatos con el fin de obtener información clave y posiblemente sabotear las actividades del grupo, considerado una organización terrorista por múltiples naciones.
Estas acciones subrayan las tensiones persistentes en la dinámica de inteligencia y contrainteligencia entre Israel y Hizbulá, enmarcada en un contexto geopolítico altamente volátil. La dimensión de la operación también resalta la estratégica colaboración internacional en la lucha contra el terrorismo, involucrando distintos actores más allá de las fronteras regionales del conflicto. Aunque no se han publicado detalles sobre la naturaleza específica de los dispositivos, la manipulación de estos equipos podría tener importantes implicaciones para la seguridad y las operaciones de Hizbulá.
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