La propuesta de ocupar la ciudad con el objetivo de desmantelar la organización Hamas ha generado tensiones dentro de las fuerzas de seguridad, especialmente con la abierta oposición del jefe del ejército. Este líder militar ha expresado sus reservas respecto a la viabilidad y las posibles consecuencias de tal operación, argumentando que podría llevar a una escalada de violencia innecesaria y prolongar el conflicto en lugar de llevar a una solución definitiva. Las implicaciones humanitarias y el costo político también han sido motivos de preocupación, incentivando un intenso debate entre los responsables políticos y de seguridad.
En este clima de incertidumbre, las autoridades buscan equilibrar las demandas de seguridad con la necesidad de mantener la estabilidad de la región. Mientras algunos defensores de la operación creen que una intervención decisiva podría debilitar significativamente a Hamas, los críticos temen que la ocupación pueda generar una resistencia prolongada y obstaculizar los esfuerzos diplomáticos en curso. El jefe del ejército ha insistido en que explorar alternativas estratégicas y reforzar las alianzas regionales podría ser un camino más sostenible hacia una paz duradera, instando a un enfoque que priorice la cautela y la deliberación.
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