En un comunicado militar emitido el 22 de agosto, se informó que un misil se desintegró en pleno vuelo tras fragmentarse, evitando así un posible desastre en tierra. El incidente ocurrió durante un ejercicio rutinario cuando, inesperadamente, el proyectil comenzó a mostrar fallos en su estructura, lo que provocó su ruptura y posterior fragmentación en el aire. Las maniobras de seguridad predeterminadas se activaron inmediatamente, minimizando cualquier riesgo para la población cercana y cumpliendo con los protocolos de seguridad establecidos.
Las autoridades han iniciado una investigación exhaustiva para determinar las causas precisas del malfuncionamiento. Aunque no se han reportado daños personales ni materiales, el suceso ha elevado las preocupaciones sobre la seguridad de los sistemas de defensa y la integridad de los materiales utilizados en estos dispositivos. El comunicado también subraya la importancia de continuar con procesos rigurosos de mantenimiento y pruebas para mejorar la eficacia y seguridad de futuros lanzamientos, apuntando a la necesidad de actualizaciones tecnológicas y estrategias preventivas más avanzadas.
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