Israel ha lanzado una respuesta militar contra Irán tras el reciente ataque de 181 misiles balísticos que la República Islámica disparó contra territorio israelí el 1 de octubre. Las explosiones se han sentido en Teherán y en otras localidades iraníes y sirias, afectando principalmente a instalaciones militares. Autorizado por el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Yoav Gallant, el ataque se desarrolla en medio de advertencias de una posible escalada en la región. Las Fuerzas de Defensa de Israel han aclarado que su ofensiva es un acto de autodefensa y que los bombardeos están dirigidos a objetivos militares iraníes relevantes, incluidos sitios estratégicos como el cuartel general de la Guardia Revolucionaria.
Mientras tanto, la Casa Blanca había sido notificada previamente de la inminente acción de Israel, en un intento de la administración Biden de moderar la respuesta israelí y evitar una confrontación más amplia. Los medios iraníes informaron sobre explosiones en varias ciudades, mientras que las defensas aéreas sirias afirmaron haber interceptado ataques cerca de Damasco y Homs. Este contexto de tensión se complicó aún más por la supuesta filtración de documentos estadounidenses que habría retrasado el ataque de Israel, forzando a ajustar su estrategia. La publicación de los documentos en un canal de Telegram alineado con intereses iraníes expuso los planes militares israelíes, aumentando las dificultades diplomáticas en una situación ya crítica.
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