El alto el fuego en la Franja de Gaza enfrenta una de sus mayores pruebas desde su instauración en enero de este año. Israel ha comunicado a Egipto, Catar y Estados Unidos, los países mediadores del cese al fuego, su disposición a liberar a 620 prisioneros palestinos si Hamás entrega los cuerpos de cuatro rehenes israelíes este lunes, adelantando así una entrega que debía realizarse el jueves. Sin embargo, Hamás responde que no entregará los cuerpos hasta que Israel cumpla su parte del acuerdo. El retraso en la liberación de los presos palestinos, originalmente programada para el sábado, ha sido criticado por la milicia palestina, que acusa al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu de sabotear el proceso con lo que consideran una «decisión estúpida». El clima de tensión amenaza con complicar las negociaciones de la segunda fase del acuerdo, que debería haber comenzado en febrero.
En paralelo, Israel intensifica sus operaciones militares en Cisjordania, movilizando por primera vez en décadas una división de tanques en Yenín, como parte de una ofensiva contra lo que denominan «terroristas» en campos de refugiados. Estas acciones, calificadas por Israel como medidas de seguridad, han generado alerta entre las autoridades palestinas, que advierten de una «escalada peligrosa» en la región. Los tanques israelíes permanecen en Cisjordania mientras las autoridades israelíes anuncian que las tropas permanecerán en determinadas áreas del territorio durante un año, impidiendo el regreso de aproximadamente 40.000 palestinos desplazados. Este despliegue militar coincide con las críticas y el malestar en el ámbito internacional, en un contexto donde la paz parece cada vez más incierta.
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