Según un portavoz militar, la intensificación de ataques dirigidos contra plataformas de lanzamiento y depósitos de misiles tierra-tierra en Irán ha afectado significativamente la capacidad ofensiva del país. Estos ataques precisos han reducido el número de disparos de misiles lanzados por Irán en comparación con los primeros días del conflicto. Las operaciones militares han sido eficaces en desmantelar infraestructuras críticas, lo que se traduce en una disminución notable de la actividad misilística iraní.
Las ofensivas están enfocadas en neutralizar sitios estratégicos para limitar la capacidad de respuesta iraní. Las plataformas de lanzamiento y los depósitos de misiles son objetivos prioritarios para debilitar la potencia de fuego de Irán y provocar un cambio en la dinámica bélica. Este debilitamiento es una muestra del impacto estratégico que pueden tener los ataques selectivos bien ejecutados, contribuyendo a cambiar el curso del conflicto hacia una posible desescalada.
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