El gobierno de Tel Aviv ha dado luz verde a un nuevo plan que ha generado preocupación en la comunidad internacional debido a su posible impacto en el ya frágil proceso de paz entre Israel y Palestina. La medida, aprobada a pesar de las fuertes presiones externas, es vista por muchos como un golpe potencialmente definitivo a la solución de los dos Estados, que ha sido el objetivo central de años de negociaciones diplomáticas. Este desarrollo ha intensificado las tensiones en la región, donde la estabilidad política y la coexistencia pacífica han sido esquivas durante décadas.
La comunidad internacional, incluyendo a aliados históricos de Israel, ha manifestado su inquietud ante las posibles repercusiones del plan. Varios países y organismos humanitarios han expresado que esta decisión podría entorpecer aún más los esfuerzos por alcanzar un acuerdo negociado que garantice el derecho a la autodeterminación para ambas partes. A medida que las reacciones se multiplican, la resolución ha generado un ferviente debate sobre el futuro de las negociaciones de paz y la viabilidad de una solución que contemple dos Estados coexistiendo en armonía.
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