En 2016, durante una visita a su hija en un hospital, la cineasta sufrió un infarto cerebral que dejó una marca permanente en su vida y carrera. Este acontecimiento tuvo lugar de manera inesperada y supuso un punto de inflexión tanto personal como profesional. Durante los meses posteriores, se dedicó plenamente a su recuperación, enfrentándose a los desafíos físicos y emocionales que sobrevinieron debido a este episodio de salud. Este evento no solo afectó su capacidad para trabajar al mismo ritmo que antes, sino que también la obligó a aceptar una nueva realidad en la que debía adaptar su vida diaria a las limitaciones impuestas por su estado de salud.
Sin embargo, lejos de dejarse vencer, la cineasta encontró en su experiencia personal una fuente de inspiración para sus futuros proyectos. Este desafío le permitió desarrollar una perspectiva más profunda sobre la fragilidad de la vida y la importancia de la resiliencia, lo cual se refleja en su reciente trabajo artístico. A través de sus películas, ha logrado transmitir emociones e historias que están íntimamente ligadas a su lucha personal, ganándose así el reconocimiento y respeto tanto de sus colegas como del público. Su historia es un destacado ejemplo de cómo convertir la adversidad en un motor de creatividad, impactando la industria del cine con una narrativa auténtica y conmovedora.
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