Más de un centenar de manifestantes interrumpieron este sábado la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista a España, forzando a los organizadores a modificar el itinerario previsto. La protesta, que no estaba autorizada, se desarrolló en una de las principales rutas del recorrido, y se centró en reivindicaciones sociales y medioambientales. Los manifestantes se congregaron pacíficamente, pero en números suficientes como para bloquear el paso de los ciclistas, lo que obligó a la dirección de la carrera a desviar temporalmente el trayecto para evitar mayores demoras y garantizar la seguridad de los participantes.
Las autoridades locales, en conjunto con los organizadores de la Vuelta, trabajaron de manera coordinada para gestionar la situación y asegurar que la competición pudiera continuar con el menor impacto posible. La policía intervino para facilitar el desalojo y desviar a los manifestantes hacia zonas seguras, permitiendo que la etapa se reanudara tras una interrupción de aproximadamente una hora. Este incidente resalta la creciente tensión entre los eventos deportivos y las causas sociales contemporáneas, reflejando un escenario donde el deporte se convierte en plataforma para la expresión ciudadana.
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