La tensión entre Irán y Estados Unidos ha escalado tras el ataque de este último contra las instalaciones nucleares iraníes, llevando al régimen de los ayatolás a una respuesta militar más rápida de lo esperado. En un movimiento significativo, las fuerzas armadas iraníes lanzaron un ataque con misiles contra la base aérea de EE.UU. en Catar, aunque las autoridades cataríes y estadounidenses informaron que los proyectiles no alcanzaron su objetivo. Irán declaró que esta operación, denominada «Anuncio de Victoria», fue un éxito y reafirmó su determinación de responder enérgicamente a cualquier violación de su soberanía.
El bombardeo, que tuvo como objetivo la Base Aérea Al Udeid, considerada un «activo estratégico» para EE.UU., provocó el cierre de espacios aéreos en países vecinos como Baréin, Kuwait e Irak, en prevención de represalias adicionales. Mientras tanto, Israel intensificó su ofensiva contra objetivos iraníes, alegando un ataque a la infraestructura militar del país persa. Esta escalada de hostilidades ha dejado un saldo trágico, con cientos de muertes y heridos en ambos países, en medio de un panorama de creciente inestabilidad que amenaza con tener consecuencias de gran alcance para la paz en la región.
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