En un lapso de meses, Israel ha propinado dos duros golpes a la influencia iraní en Oriente Próximo, eliminando a altos mandatarios de Hamás y Hizbulá. El primero fue el asesinato de Ismail Haniyeh a finales de julio en Irán, seguido por la muerte de Hasan Nasralá en una reunión de Hizbulá en Beirut. Estos ataques han generado una ola de incertidumbre y descontento entre los partidarios de ambas organizaciones, quienes debaten sobre la posible respuesta de Teherán, conocido por su «paciencia estratégica». Farzin Nadimi, experto en defensa, resalta la presión sobre los líderes iraníes para actuar rápidamente, aunque reconoce la inseguridad sobre su capacidad de éxito en una represalia directa.
A medida que Israel intensifica su campaña dirigida a desmantelar la influencia iraní a través de la destrucción de infraestructuras críticas de Hizbulá y otros ataques puntuales, expertos como Kawa Hassan y Vittorio Maresca señalan que Irán se encuentra en un «aprieto estratégico». Con opciones limitadas y todas desfavorables, la República Islámica podría optar por una respuesta lenta y calculada o reorientar su estrategia, incluyendo un posible avance en su programa nuclear. El reciente ascenso de Hashem Safi al Din como sucesor de Nasralá en Hizbulá podría marcar una próxima fase en la tensa confrontación entre Israel y sus adversarios regionales, mientras Irán enfrenta decisiones críticas sobre su influencia y papel en Oriente Próximo.
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