En medio de la devastación causada por la tormenta que llevó al desbordamiento del río Poyo, la comunidad ha sido testigo de un intercambio de acusaciones entre diferentes grupos y autoridades locales sobre la gestión del desastre. Vecinos y funcionarios han expresado su frustración, señalando la falta de preparación y respuesta efectiva durante las horas críticas del evento. Los residentes denunciaron que, pese a las advertencias meteorológicas, no se tomaron medidas preventivas suficientes, dejando a las poblaciones ribereñas en una situación de vulnerabilidad.
Por su parte, algunas autoridades locales defienden sus acciones, afirmando que las circunstancias extremas y la magnitud del desbordamiento excedieron las previsiones más pesimistas. Sin embargo, las críticas persisten, cuestionando la gestión de los recursos y la falta de comunicación eficaz entre las diferentes entidades responsables de la protección civil. Las consecuencias del desbordamiento han dejado serios daños materiales y una sensación de inseguridad en la comunidad, que ahora demanda respuestas y medidas concretas para prevenir futuros incidentes similares.
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