Nueve minutos bastaron para que la tragedia envolviera al vuelo 7C2216 de Jeju Air, que se estrelló al aterrizar sin tren de aterrizaje en el aeropuerto de Muan, Corea del Sur. El accidente cobró la vida de 179 personas, dejando solo dos supervivientes. Las circunstancias exactas de este siniestro aún están por esclarecerse, ya que se espera que las cajas negras dañadas parcialmente puedan arrojar luz sobre los últimos momentos del vuelo y las causas que llevaron al desastre. Según la cronología facilitada por las autoridades, el Boeing 737-800 partió de Bangkok rumbo a Muan con una hora de retraso, y al llegar recibió permiso para aterrizar, mientras las aves complicaban la trayectoria de la aeronave.
En el ojo del huracán de la investigación está Jeju Air, la aerolínea operadora, ya que el avión había realizado trece vuelos en las últimas 48 horas antes de la tragedia. Se cuestiona el tiempo limitado dedicado a las revisiones de seguridad, lo que ha generado preocupación sobre si la empresa antepone la eficiencia operativa al mantenimiento. Las consecuencias del accidente han impactado en el mercado bursátil, provocando una notable caída en las acciones de la aerolínea y afectando su reputación, como evidencia la negativa de varios pasajeros a abordar vuelos de sustitución tras el incidente. Además, las autoridades surcoreanas han anunciado inspecciones exhaustivas a la flota de Boeing 737-800 del país para prevenir futuros incidentes similares.
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