El desafío de combatir la desnutrición infantil, específicamente la emaciación, resurge como una prioridad global urgente, subrayada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) durante un discurso anticipado a la 4ª Cumbre de Nutrición para el Crecimiento en París. La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, hizo un llamamiento enfático a líderes mundiales para que prioricen inversiones que pueden prevenir el sufrimiento de millones de niños afectados por la desnutrición.
Según datos del PMA, la emaciación afecta actualmente a 33 millones de niños en los países más vulnerables del mundo, donde las condiciones de conflicto, inestabilidad económica y crisis climáticas agravan la situación. McCain destacó la necesidad imperiosa de obtener 1.400 millones de dólares para sustentar programas de prevención y tratamiento de la desnutrición en más de 56 países para 2025, lo que permitiría ayudar a 30 millones de madres e hijos.
En 2024, a pesar de la escasez de fondos, el PMA logró prevenir la emaciación de 13,8 millones de personas mediante la distribución de alimentos fortificados y suplementos, además de asistir a 14 millones más en situaciones de emergencia. Sin embargo, la falta de recursos ha forzado al PMA a centrarse más en el tratamiento que en la prevención, limitando así las intervenciones cruciales que podrían adelantarse a situaciones críticas.
El enfoque en el apoyo nutricional a mujeres embarazadas es vital, ya que la desnutrición a menudo comienza durante el embarazo y contribuye a la mitad de las muertes entre menores de cinco años. Los niños que sobreviven a esta condición a menudo enfrentan problemas graves de desarrollo que podrían prevenirse con una intervención oportuna.
La dimensión económica del problema es profunda, con impactos significativos en los países de ingresos bajos y medios, donde se estima que la desnutrición podría costarles aproximadamente el 10% de su PIB. En lugares como Yemen, Sudán y Haití, el agravamiento de la crisis humanitaria por la falta de fondos es alarmante. En Haití, específicamente, el PMA necesita con urgencia 3,9 millones de dólares para un servicio aéreo humanitario esencial para la entrega de ayuda alimentaria.
En el contexto de la cumbre en París, el énfasis del PMA refuerza la necesidad de que tanto los gobiernos como los donantes intensifiquen sus esfuerzos financieros y operativos. Sin un apoyo renovado, las vidas de millones de niños permanecen en un estado de vulnerabilidad exacerbada y el futuro económico y social de sus países corre un gran riesgo.