En el año 2025, un fenómeno cultural entre las adolescentes está marcando tendencia al abandonar las poses hipercodificadas de la red social TikTok para adoptar nuevas influencias visuales y sociales provenientes de Instagram. Esta transición refleja un cambio generacional en la expresión de la identidad y el consumo cultural, donde las usuarias buscan reinterpretar y adaptar las tendencias con una perspectiva más auténtica y menos saturada de los estrictos códigos visuales que antes prevalecían en TikTok. Este desplazamiento de preferencias responde a un deseo de las chicas jóvenes de identificar su propia voz y estilo en un entorno digital que se transforma rápidamente.
La elección de los «dulces falsos» de Instagram, una metáfora para describir estas nuevas influencias visuales y comportamentales, subraya un enfoque hacia una estética más desenfadada y personal. Las plataformas digitales continúan evolucionando, y con ellas, las formas en que los jóvenes interactúan y se presentan al mundo. La madurez de las chicas en 2025 se redefine a través de esta interacción con redes sociales, explorando nuevas formas de comunicación y presentación personal, mientras se apartan de las normas previamente establecidas por plataformas predominantes como TikTok.
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