En el segundo encierro de las festividades de San Fermín, celebrado el pasado martes, los toros de la ganadería Cebada Gago protagonizaron un recorrido especialmente largo y peligroso, que se extendió por cinco minutos y veintidós segundos. El encierro se vio marcado por la presencia de Caminante, un toro de 575 kilos que, tras quedar rezagado en la calle Estafeta, sembró momentos de gran tensión debido a la congestión de corredores. A pesar de la dramática escena y la aparente peligrosidad del evento, el saldo provisional ha sido relativamente positivo, con solo un herido por asta y siete personas sufriendo contusiones menores en hombros, piernas y rostro.
La situación en Estafeta, una de las zonas más emblemáticas del recorrido, resultó particularmente caótica al dificultarse el paso de los toros entre la multitud de participantes. La ganadería, conocida por sus imponentes astados, no decepcionó en términos de espectáculo, manteniendo a espectadores y corredores en vilo. El herido por asta, quien describió el incidente como un «puntacito», consideró haber tenido suerte en comparación con lo que pudo haber sido un accidente más grave. Estos eventos destacan no solo el atractivo tradicional de los encierros, sino también los riesgos intrínsecos que conllevan estas festividades.
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