En las últimas horas, la tensión en Oriente Próximo ha escalado con un saldo devastador. Al menos 33 personas han muerto y 85 resultaron heridas en ataques israelíes en el campo de refugiados de Yabalia, al norte de Gaza, mientras las fuerzas israelíes continúan desalojando a cientos de palestinos en la zona, intensificando su ofensiva contra Hamás. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, vinculado a Hamás, el total de fallecidos por la ofensiva israelí en la Franja asciende a 42.519 desde que comenzó hace más de un año, un conflicto que se originó como respuesta a los atentados del 7 de octubre perpetrados por Hamás. Además, la ofensiva en Líbano ya ha provocado cerca de 780.000 desplazados internos, según la ONU, en medio de continuos bombardeos y la invasión del sur del país dirigida contra la milicia Hezbolá.
A nivel internacional, las diferencias políticas sobre el conflicto también se hacen evidentes. Olaf Scholz, el canciller de Alemania, reconoció discrepancias con Turquía durante su visita a Ankara, afirmando que Israel tiene el «derecho a defenderse». En este contexto de violencia, la ONU ha subrayado que la reconstrucción de Gaza podría tardar 80 años debido a la magnitud de la destrucción. Asimismo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acusó a Hezbolá y a Irán de intentar asesinarle a él y a su esposa mediante un dron, y ha afirmado que tales acciones no detendrán a Israel en su continuación de la guerra. Mientras tanto, ataques en el este de Líbano, específicamente en la población de Maaloul, han dejado al menos cuatro muertos, entre ellos el alcalde de la localidad, aumentando la cifra de heridos en un conflicto que sigue extendiendo su alcance destructivo.
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