Amos Hochstein, el enviado especial de Estados Unidos para Oriente Próximo, se encuentra en una misión crítica para negociar un alto el fuego en la prolongada y tensa situación de conflicto en Líbano. Después de reunirse con líderes en Líbano, Hochstein ha llegado a Israel con un optimismo cauteloso, describiendo el acuerdo como «al alcance de la mano». Las propuestas de Estados Unidos incluyen un cese de hostilidades inicial de 60 días, que se espera evolucione hacia un alto el fuego permanente. Entre los puntos clave planteados se encuentran la retirada de las tropas israelíes del sur de Líbano y el despliegue del ejército libanés cerca de la frontera, acompañados de un plan para mover el armamento de Hezbolá al norte del río Litani.
Tanto Israel como Líbano presentan sus propias demandas y preocupaciones en el marco de las negociaciones. Israel insiste en su derecho a atacar a Hezbolá incluso si se alcanza un acuerdo, demandando la retirada total de Hezbolá del sur de Líbano y la interrupción del suministro de armas a este grupo. Por su parte, Líbano busca garantías de defensa propia para ambas naciones y la retirada inmediata de las tropas israelíes una vez que se declare el alto el fuego, lo cual permitiría la movilización del ejército libanés y el regreso seguro de personas desplazadas. En el trasfondo de estas discusiones se encuentra la implementación total de la resolución 1701 de la ONU, que incluye el desarme de grupos armados no consentidos por el gobierno libanés y el respeto a la Línea Azul fronteriza. Estados Unidos ha propuesto encabezar un mecanismo de supervisión para asegurar el cumplimiento de este acuerdo, aunque aún está por verse cómo se desarrollarán las exigencias y concesiones de cada parte.
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