Ecuador se encuentra en un clima de alta tensión política y social mientras casi 14 millones de ecuatorianos se preparan para elegir a su presidente en una segunda vuelta electoral. El actual mandatario y candidato a la reelección, Daniel Noboa, ha decretado el estado de excepción en 12 provincias y en Quito, capital del país, ante el incremento de la violencia que ha golpeado Ecuador en los últimos años. La decisión contempla un toque de queda nocturno, aunque garantiza el derecho a manifestaciones pacíficas. La violencia ha marcado la agenda nacional, siendo el principal problema percibido por los ciudadanos, superando incluso a temas económicos y de corrupción. Datos alarmantes posicionan a Ecuador como el país más violento de América Latina, con una alarmante tasa de homicidios que podría alcanzar niveles récord a nivel mundial.
En el centro de la pugna electoral se encuentran Daniel Noboa y Luisa González, la candidata de izquierda respaldada por el expresidente Rafael Correa. González ha denunciado recientemente una retirada injustificada de su equipo de seguridad, lo que ha intensificado las tensiones previas al sufragio. Ambos candidatos se enfrentan en un escenario electoral polarizado, donde las encuestas reflejan un empate técnico. Noboa se ha centrado en evitar el regreso a un modelo de gobierno similar al de Correa, mientras que González apuesta por proyectos sociales con un énfasis en educación y mejoras económicas, aunque ha endurecido su postura respecto a la inmigración ilegal para atraer a los votantes indecisos. A pesar de que Correa sigue siendo un aliado crucial para González, su figura polariza un electorado cansado de la corrupción pasada y las comparaciones con los regímenes de Venezuela y Cuba. La elección se presenta como una incógnita, con el potencial de marcar un giro significativo en la política ecuatoriana.
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