La presidenta del Tribunal Penal Internacional, Tomoko Akane, ha expresado su indignación ante las recientes críticas y amenazas que enfrenta la institución tras emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, por alegados crímenes de guerra en Gaza. Durante la reunión anual de los países miembros, Akane denunció que el tribunal está siendo tratado como «una organización terrorista» por naciones como Estados Unidos, que han lanzado amenazas de sanciones económicas severas. Akane subrayó que las decisiones del tribunal son «independientes e imparciales», basadas en pruebas y normativas legales, y señaló preocupantes esfuerzos por politizar la corte.
La respuesta de Estados Unidos, que ve con desdén las resoluciones del TPI, ha generado un clima de presiones y medidas coercitivas que Akane considera inadmisibles. Estas tensiones subrayan un conflicto creciente sobre la autoridad y el alcance del TPI en los asuntos internacionales, especialmente en situaciones tan complejas como las de Ucrania y Palestina. Akane insistió en que lo esencial es enfocarse en la justicia y no en las críticas dirigidas al tribunal, utilizando una metáfora para enfatizar que lo importante no es el dedo que señala las acciones del TPI, sino la luna, es decir, la búsqueda de justicia y verdad.
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