Las calles de la Comunidad Valenciana han vuelto a ser escenario de manifestaciones cuando se cumplen cinco meses del devastador episodio de Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que cobró la vida de 228 personas. Los manifestantes, entre los que se encontraban familiares de las víctimas, vecinos afectados y diversas asociaciones civiles, reclamaron respuestas efectivas y medidas preventivas por parte de las autoridades. Exigieron una mejora en la gestión de emergencias y una revisión exhaustiva de los sistemas de alerta, así como mayores inversiones en infraestructura para prevenir futuros desastres similares. La protesta tuvo su punto de reunión en el centro de Valencia y se extendió hasta las principales arterias de la ciudad, donde los convocados hicieron un llamado a la acción inmediata para evitar que se repita una tragedia de esta magnitud.
La administración regional ha sido objeto de críticas constantes debido a lo que se percibe como una tardía y deficiente respuesta a la catástrofe, un sentimiento que ha sido expresado con contundencia durante la manifestación. Los representantes de la Generalitat Valenciana, en declaraciones previas, han defendido su gestión, argumentando que se han seguido protocolos establecidos y se han destinado recursos para la recuperación de las zonas más afectadas. Sin embargo, la brecha entre la percepción ciudadana y las declaraciones oficiales pone de relieve la creciente tensión respecto a las acciones gubernamentales post-DANA. Este acto de protesta no solo busca rendir homenaje a las víctimas, sino que también sirve como recordatorio de la necesidad urgente de establecer una estrategia más eficaz para enfrentar fenómenos meteorológicos extremos en el futuro.
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