Desde su aparición a finales de 2022, los modelos de lenguaje como ChatGPT han democratizado el acceso a herramientas avanzadas de inteligencia artificial (IA). Estas tecnologías muestran un gran potencial para combatir ciberamenazas al analizar grandes volúmenes de datos y detectar patrones sospechosos. Sin embargo, su implementación no está libre de limitaciones, ya que pueden ser lentas y demandar recursos computacionales elevados. Aunque han mejorado la calidad de los intentos de phishing, no han incrementado su volumen significativamente. La conclusión es clara: la IA no es una solución mágica para todos los problemas de ciberseguridad, sino una herramienta valiosa que debe integrarse con otras medidas y una educación continua para enfrentar amenazas emergentes de manera eficaz.
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