Intel está listo para revolucionar el mercado de procesadores para centros de datos con su nuevo Xeon 7 «Diamond Rapids», programado para 2026. Este innovador lanzamiento pretende superar en rendimiento, ancho de banda de memoria y capacidad de cómputo, compitiendo directamente contra los futuros AMD EPYC «Venice» basados en Zen 6.
Según información filtrada por «X86 is Dead & Back», Diamond Rapids y la plataforma Oak Stream introducen características de primer nivel como 192 núcleos, hasta 16 canales de memoria DDR5, PCIe Gen6, y un consumo energético que podría llegar a los 500 vatios.
La arquitectura de Diamond Rapids contará con un máximo de cuatro tiles de cómputo, cada uno con hasta 48 núcleos, totalizando 192 núcleos por chip, fabricados con la tecnología Intel 18A. Incorporará también dos tiles de I/O responsables de gestionar diversas interfaces, revolucionando así el paisajismo técnico actual de los servidores de altas prestaciones.
Los módulos de memoria MRDIMM de segunda generación destacan en este procesador, siendo compatibles con velocidades de hasta 12.800 MT/s, otorgando un impresionante ancho de banda teórico superior a 1,6 TB/s, superando ampliamente a su predecesor, el Xeon 6 «Granite Rapids».
Aislado no está, ya que Diamond Rapids estará acompañado por la plataforma Oak Stream, capaz de manejar configuraciones de hasta cuatro sockets, apuntando así el segmento más exigente del mercado de servidores. Además, integra mejoras en las instrucciones AMX, cruciales para trabajos de inteligencia artificial.
El considerable TDP de 500W de esta CPU marca un hito en la industria tecnológica, anticipando la necesidad de sistemas de refrigeración avanzada y fuentes de energía robustas. Esto refleja una tendencia creciente: los chips para AI, HPC y servidores escalan su potencia, pero también su consumo.
Intel busca así enfrentar al venidero AMD EPYC «Venice» que podría llegar con hasta 256 núcleos, retando a Intel a sobresalir en ancho de banda, capacidades de IA y tecnologías como CXL 3.0, para recuperar su posición dominante.
El lanzamiento está proyectado para 2026, aunque aún quedan aspectos por confirmar, como la etapa de desarrollo actual. Estas CPUs serían determinantes para que Intel recupere liderazgo en el sector de servidores, siempre que los tiempos de entrega sean estratégicamente adecuados.
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