La compañía estadounidense Intel avanza en el competitivo mercado de semiconductores con su innovador nodo de fabricación 18A, equivalente a 1,8 nanómetros. Este desarrollo posiciona a Intel como un serio competidor frente a titanes como TSMC y Samsung Electronics. Entre sus clientes se encuentra Microsoft, con quien ha firmado un contrato, y mantiene negociaciones con gigantes como Nvidia y Google.
Intel ha sido clara sobre su cronograma: estabilizar el proceso 18A y entrar en producción masiva en la segunda mitad de 2025. Actualmente, el nodo está en fase de producción de riesgo. También han anunciado que el nodo derivado 18A-P, una versión más eficiente, ha comenzado a fabricar sus primeras obleas.
Durante el evento ‘Intel Foundry Direct Connect 2025’, Naga Chandrasekaran, director de operaciones de Intel, destacó que el 18A representa «la tecnología más avanzada jamás desarrollada en EE.UU.» Esta innovación ofrece ventajas no solo tecnológicas, sino también geopolíticas, al fortalecer la posición de EE.UU. en fabricación avanzada.
Intel parte con una ventaja estructural frente a sus rivales asiáticos: su extensa presencia de fábricas en EE.UU. Con una inversión de 32.000 millones de dólares en Arizona, 4.000 millones en Nuevo México, y 28.000 millones en Ohio, Intel busca reducir el impacto de tarifas y atraer a empresas interesadas en diversificar sus cadenas de suministro. Además, expande operaciones en Oregon, Irlanda, Israel y Malasia con tecnologías de vanguardia.
El nombramiento de Lip-Bu Tan como CEO ha sido crucial para este cambio estratégico. Su experiencia en automatización de diseño electrónico, empaquetado y fundición aporta una visión integral, contrastando con el enfoque más técnico de su predecesor, Pat Gelsinger. Este liderazgo apunta a desbloquear grandes contratos y situar a Intel como una alternativa frente a TSMC.
Aunque históricamente fuerte en diseño y fabricación, el negocio de fundición de Intel ha estado opacado por TSMC en procesos avanzados. Si Intel asegura contratos de producción de alto volumen con su nodo 18A, podría redefinir el mapa global de los semiconductores.
Los próximos meses serán decisivos para confirmar si la apuesta de Intel rendirá frutos. Cumplir los plazos y consolidar alianzas estratégicas podría devolverle a Intel un liderazgo perdido y situarlo de nuevo a la vanguardia de la industria.
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