El gigante tecnológico Intel, reconocido líder en la fabricación de microchips, se embarca en una de las reestructuraciones más significativas de su historia reciente, anunciando un despido masivo que afectará entre el 15% y el 20% de su plantilla en el área de fábricas. Esta decisión plantea un futuro incierto para su negocio Foundry, poniendo en jaque sus grandes proyectos industriales.
La medida fue comunicada a través de un correo interno firmado por Naga Chandrasekaran, vicepresidente de manufactura de la compañía, y se filtró a varios medios estadounidenses. Aunque no se ha especificado la cifra exacta de afectados, se estima que podrían ser más de 10,000 empleados globalmente, sumándose a los 15,000 despidos ya realizados a lo largo de 2024.
El epicentro de esta reestructuración es Hillsboro, Oregón, donde Intel opera como el mayor empleador privado y motor de innovación. La compañía argumenta que estos recortes son necesarios para realinear su estructura de costos y afrontar los desafíos que presentan tanto la caída sostenida de ingresos como la feroz competencia en los sectores de PC y centros de datos. También buscan cerrar la brecha tecnológica que los separa de rivales como TSMC y NVIDIA en la producción de chips avanzados para inteligencia artificial.
Dentro de las razones que impulsan este drástico ajuste se encuentran el estancamiento en las ventas de ordenadores personales y centros de datos, así como el fracaso en la producción de chips avanzados. Además, la complejidad organizativa y un exceso de capas directivas han sido identificados como áreas a simplificar por el nuevo CEO, Lip-Bu Tan.
El impacto de esta decisión es particularmente profundo en Oregón. La administración local, que había destinado incentivos significativos para la expansión de Intel, ahora se enfrenta a la incertidumbre respecto a la materialización de esos compromisos. Si Intel no cumple con las promesas de empleo e ingresos fiscales, los fondos podrían ser reclamados por el estado.
A pesar del peso de los despidos, Intel afirma que seguirá esforzándose por retener y atraer talento clave, especialmente en áreas de ingeniería. Esta es una necesidad crítica para mantener su competitividad en un mercado de semiconductores que cambia rápidamente.
La reacción del mercado refleja un relativo optimismo a corto plazo, con un aumento del 3% en las acciones de Intel. Sin embargo, el reto de reinventarse en un entorno cada vez más competitivo persiste, marcando un periodo de incertidumbre para la compañía y su impacto en la economía tecnológica estadounidense.
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