En un sorpresivo avance que ha sacudido al régimen de Bashar Asad, los rebeldes sirios han logrado recuperar la ciudad de Alepo, un hito significativo desde el inicio de la guerra civil en 2011. Liderados por Hayat Tahrir al Sham (HTS) y apoyados por grupos afines, incluidos algunos respaldados por Turquía, los rebeldes se hicieron con más de la mitad de la ciudad, culminando con la ocupación de la sede del gobernador y el aeropuerto internacional. Imágenes de los desplazados regresando tras años de exilio trajeron un aire de esperanza en medio del caos, mientras que las emblemáticas banderas de la oposición ondearon en significativos puntos de Alepo. La rapidez del avance, reforzada por la retirada sorprendida de las fuerzas gubernamentales, mostró un debilitamiento del poder de Damasco, en un momento donde el régimen se encuentra en plena rehabilitación internacional.
La ofensiva, la más grande en ocho años, pone de manifiesto la fragilidad del control gubernamental en un conflicto prolongado por más de una década. El impacto no se limitó a Alepo, ya que los rebeldes avanzaron hacia Hama y capturaron el estratégico tramo de la autovía M5, interfiriendo directamente en las líneas de suministro hacia la capital. En el sur, en Deraa, se intensificaron los choques en un contexto de disminución de la presencia militar rusa e iraní debido a sus propias crisis internas. A pesar de este revés, el régimen aseguró que planea un contraataque, mientras continúan los bombardeos aéreos sobre territorios opositores. El número de muertos desde el inicio de la ofensiva supera ya las 300 personas, alimentando la preocupación internacional respecto a la evolución de la situación en Siria.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.
