En un giro inesperado de los acontecimientos en Siria, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado que el presidente Bashar al Asad habría abandonado el país tras una ofensiva relámpago de los rebeldes que les permitió tomar el control de vastas extensiones del territorio sirio. Esta acción ha aumentado las tensiones en la región, especialmente con la posibilidad de que Damasco pueda caer bajo control rebelde, dejando al régimen de al Asad con solo dos capitales provinciales bajo su control: Latakia y Tartus. La ofensiva rebelde marca un punto crucial en la prolongada guerra civil siria, sugiriendo un debilitamiento significativo de las fuerzas gubernamentales y generando incertidumbre sobre el futuro político del país.
La comunidad internacional observa con preocupación el desenlace de estas acciones, ya que un cambio de poder en Damasco podría tener repercusiones sustanciales en el equilibrio geopolítico del Medio Oriente. Las capitales provinciales de Latakia y Tartus, que permanecen bajo el control del gobierno, son estratégicamente importantes; Latakia, por su población alauita leal al presidente y Tartus, por albergar la base naval rusa, crucial para la influencia de Moscú en el Mediterráneo. La posible salida de al Asad del país abre interrogantes sobre la dirección futura del conflicto y la capacidad de los rebeldes para gobernar un territorio tan fragmentado y devastado por años de enfrentamiento.
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