A sus 84 años, Pau Rigo se enfrenta nuevamente al sistema judicial tras ser acusado de disparar mortalmente a uno de los dos encapuchados que irrumpieron en su hogar durante un intento de asalto. El anciano, que ya había sido juzgado previamente por este caso, argumenta haber actuado en defensa propia, afirmando que temió por su vida y que su reacción fue instintiva al creer que los asaltantes lo matarían. Este incidente ha generado un debate entre la ciudadanía sobre el derecho a la legítima defensa, especialmente en situaciones donde los agredidos son personas de edad avanzada enfrentando amenazas inminentes en la propia vivienda.
Rigo relata que la noche del asalto sintió un miedo paralizante, y en cuestión de segundos, tuvo que tomar la decisión de protegerse. Su caso ha polarizado la opinión pública, con algunos sectores defendiendo su derecho a defenderse y otros abogando por una revisión de las leyes de posesión y uso de armas en defensa personal. Expertos legales analizan las circunstancias del hecho, destacando la complejidad que representa para el sistema judicial casos que involucran a personas mayores en situaciones de violencia extrema. Mientras tanto, la comunidad sigue de cerca el juicio, que podría sentar un precedente importante en la manera en que se entienden y juzgan los actos de legítima defensa en España.
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