El Gobierno autonómico, a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), se encuentra en la vanguardia de un prometedor proyecto para maximizar el uso de frutas que, aunque en perfectas condiciones, no cumplen con los estándares comerciales debido a golpes o dimensiones inapropiadas.
Expertos del instituto han lanzado innovadoras propuestas, incluyendo nuevas formulaciones de kéfir y yogures que incorporan pulpa y harina de cáscara de sandías y melones. Estos productos no solo son naturales y artesanales, sino que también abren la puerta a un futuro donde los quesos de alta calidad se elaboren sin azúcares añadidos, beneficiándose de las propiedades bioactivas de las frutas. Con un alto contenido de compuestos fenólicos y una poderosa capacidad antioxidante, estas frutas podrían contribuir a la prevención de enfermedades crónicas.
Las pruebas iniciales han mostrado resultados alentadores. Los nuevos yogures no solo mejoran su perfil lipídico, sino que también han sido bien recibidos en los análisis sensoriales por los consumidores. Este enfoque innovador utiliza leche de ganado ovino y caprino regional, especialmente de razas autóctonas en peligro, como la oveja rubia de El Molar y la oveja negra de Colmenar, así como la cabra del Guadarrama, impulsando así su producción y conservación.
El ambicioso proyecto, que se extenderá por dos años, prevé una segunda fase en la que los restos de sandía y melón se incorporarán a piensos animales, lo que podría reducir significativamente los costes alimenticios para los ganaderos.
La visión del IMIDRA por alimentos de proximidad dio frutos hace una década con la elaboración y caracterización de productos lácteos autóctonos. Este camino ya iniciado ha facilitado la entrada en el mercado de alimentos de kilómetro cero, en colaboración con industrias locales. Anteriormente, el instituto logró exitosamente aprovechar el suero del queso y subproductos de la uva, creando productos innovadores junto a empresas madrileñas como la Quesería Jaramera, que produce la bebida probiótica Sinestesia, y la Quesería Vega de San Martín, fabricante del queso Capricho de vino, enriquecido con piel de uva.
El enfoque del IMIDRA no solo promueve la sostenibilidad y la economía circular, sino que también refuerza la autonomía alimentaria de la región, demostrando que lo que en un momento fue desecho, puede convertirse en una oportunidad para la innovación y el desarrollo rural.