Un estudio reciente, coordinado por el Instituto de Investigación del Hospital del Mar y la Universidad Pompeu Fabra, ha revelado una conexión preocupante entre la sensibilidad al estrés y la frecuencia e intensidad de pensamientos suicidas en estudiantes universitarios. Publicada en el prestigioso Journal of Affective Disorders, esta investigación se basó en encuestas diarias durante 14 días a más de 700 estudiantes.
El estudio establece tres niveles de ideación suicida pasiva, destacando que aquellos con mayor sensibilidad al estrés experimentan pensamientos más extremos y persistentes. Esto cobra especial relevancia en España, donde el suicidio es la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.
Los participantes que mostraron altos grados de ideación suicida pasiva reportaron pensamientos de muerte casi cada dos días. Según los investigadores, estas manifestaciones de sensibilidad al estrés sugieren que reconocer las variaciones en la ideación suicida podría potenciar las estrategias de prevención.
Además, los patrones más intensos de ideación suicida están vinculados a una continuidad de pensamientos y comportamientos suicidas durante un año, incrementando el riesgo de intentos reales. Esto plantea la necesidad urgente de aumentar la conciencia sobre la salud mental, y sugiere que prácticas como el mindfulness podrían ser clave para reducir estos riesgos en el entorno universitario.
El descubrimiento desafía la percepción de que la ideación pasiva es menos peligrosa que la activa, resaltando que una ideación pasiva intensa y recurrente puede anticipar comportamientos más graves en el futuro.