El Trump National Doral de Miami se transformó en el escenario donde el golf y la política se entrelazaron durante la quinta parada de la revolucionaria liga saudí, LIV. La presencia del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue notoria, especialmente con su llegada en el Marine One, que se posó sobre el hoyo nueve del campo como un gesto de poder. Acompañado por su hijo Eric, Trump afirmó que su visita era un «viaje de trabajo», el cual priorizó sobre rendir homenaje a los soldados estadounidenses fallecidos en Lituania. En medio de este entorno, las negociaciones con el fondo soberano saudí, PIF, continuaron con el objetivo de alcanzar un acuerdo con el circuito americano, el PGA Tour, en un proceso que Trump señaló como más intrincado que otros conflictos internacionales.
Mientras tanto, los focos también estaban puestos en el desempeño de los golfistas, donde 12 competidores de la liga saudí se prepararon para el Masters de Augusta. Destacaron los españoles Jon Rahm y Sergio García, quienes acapararon la atención en el LIV de Miami. Sergio García, con un juego impresionante, casi rozó la victoria, cerrando con un notable tercer puesto. Jon Rahm enfrentó desafíos, incluido un complicado cuarto hoyo que afectó su posición, pero aún así, logró mantenerse en el noveno puesto, subrayando su consistencia en la élite del golf desde su debut en LIV. Con golfistas de alto calibre y ambiciones empresariales en el aire, el evento reflejó la intersección de deporte y acuerdos geopolíticos en el vibrante ecosistema del golf internacional.
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