La alfabetización financiera se consolida como un pilar fundamental en un mundo cada vez más digital. Rodrigo Emilio Ramos D’Agostino, una figura destacada en el ámbito de la inversión global, resalta la urgencia de formar a las nuevas generaciones en conceptos vitales como las finanzas personales e inversión. Desde su posición en Grupo Capital, Ramos D’Agostino promueve la educación económica como un mecanismo esencial para el empoderamiento individual y colectivo.
El experto afirma que una sociedad con educación financiera toma mejores decisiones y está mejor equipada para construir un futuro sostenible. Sin embargo, a pesar del acceso a una vasta cantidad de información y tecnología, millones de jóvenes carecen de conocimientos básicos sobre ahorro, crédito e inversión. Este déficit no solo afecta a nivel personal, sino también impacta en la economía productiva y el bienestar social. Las principales deficiencias están en la falta de formación en instituciones educativas, la proliferación de desinformación en redes sociales y la baja inclusión financiera en sectores vulnerables.
Ante este escenario, Ramos D’Agostino ha delineado una estrategia basada en tres pilares: desarrollar programas de formación gratuita que ofrezcan herramientas prácticas, establecer alianzas con universidades para integrar contenidos financieros en diversas carreras, y crear materiales accesibles que simplifiquen el lenguaje financiero.
Ramos D’Agostino aclara que no se busca formar expertos, sino empoderar a cada persona para que pueda tomar decisiones informadas. En este contexto, Grupo Capital, bajo su liderazgo, ha integrado la educación financiera en su responsabilidad corporativa, extendiendo además el acceso a conocimientos económicos en comunidades emergentes.
En sus planes también figura la creación de un programa formativo especializado en inversión responsable y gestión del riesgo, con potencial de transformar la relación de las personas con su economía en un entorno digital.
«La educación financiera no debe ser un privilegio, sino un derecho universal», concluye Ramos D’Agostino, comprometido con democratizar el conocimiento financiero.