En un movimiento decisivo hacia la independencia energética y el respeto por el medio ambiente, China ha logrado poner en funcionamiento el primer reactor nuclear de sal fundida alimentado por torio del mundo. Este importante avance, consumado en octubre de 2024 con la primera recarga de combustible, consolida a la nación asiática como líder en la carrera por la energía nuclear de cuarta generación.
La instalación se encuentra en el inhóspito desierto de Gobi, en la provincia de Gansu, y es fruto de un extenso programa de investigación y desarrollo liderado por la Academia de Ciencias de China (CAS). Bajo la dirección del físico nuclear Xu Hongjie, el éxito del proyecto refleja una dedicación centrada y persistente, según señala el propio académicos, quien resalta la importancia de concentrarse en un solo objetivo durante décadas en el ámbito nuclear.
El innovador reactor de torio ofrece una vía potencialmente más segura y sostenible en la producción de energía atómica. A diferencia de los métodos convencionales, utiliza un sistema de refrigeración por sal fundida que permite operar a baja presión, mitigando el riesgo de explosiones. Además, el torio, siendo más abundante y menos radiactivo que el uranio, reduce significativamente las preocupaciones sobre la proliferación nuclear.
Las ventajas del sistema son notables: minimización de residuos nucleares de larga duración, seguridad pasiva para evitar catástrofes, y prevención de reacciones en cadena descontroladas como las que ocurrían en desastres nucleares del pasado. Con un estimado de 280.000 toneladas de reservas de torio, China tiene la capacidad de expandir esta tecnología durante siglos.
Iniciado en 2009 y cuya construcción despegó en 2018, el proyecto ha evidenciado un fuerte compromiso del gobierno chino, ampliando su equipo de investigación de unas pocas decenas a más de 400 científicos en apenas dos años. En un futuro cercano, se prevé la construcción de un pequeño reactor modular de 10 MWe en Wuwei, programado para comenzar en 2025 y entrar en operación en 2030.
El uso de esta tecnología se extiende al sector naval, con el Jiangnan Shipyard desarrollando conceptualmente buques impulsados por reactores de sal fundida de torio. Esta innovación eliminaría la necesidad de salas de máquinas convencionales, liberando espacio para carga y mejorando la eficiencia, al tiempo que garantiza una operación limpia y segura, incluso en situaciones adversas.
China está claramente comprometida con liderar una nueva era en energía nuclear limpia, buscando reducir su dependencia del carbón y alinearse con objetivos internacionales de reducción de carbono. El desarrollo del reactor de torio de sal fundida no solo introduce un nuevo paradigma tecnológico, sino que también podría transformar la seguridad energética global y la sostenibilidad.
Las implicaciones de este avance no pasan desapercibidas en el ámbito internacional, donde expertos monitorean con interés el progreso chino, que bien podría establecer un modelo a seguir para la adopción global de esta tecnología. Con este logro, China se posiciona firmemente como un actor central en la transición energética del siglo XXI.
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