Marina sorprendió a Carlos Sobera durante su participación en el programa «First Dates» al ingresar al restaurante con rodilleras, necesarias para bailar el twerk, una disciplina que practica desde hace año y medio. La comensal, que trabaja como enfermera, expresó su interés en encontrar una pareja que fuese más alta que ella, fuerte, con tatuajes y ojos claros. A pesar de su enfoque en el aspecto físico, también valoró la personalidad, buscando a alguien que fuera gracioso y afectuoso.
La cita transcurrió con un ambiente ligero, donde la conexión entre Marina y Camilo, un artesano que había acudido previamente al programa sin éxito, se fue forjando. Ambos compartieron su pasión por los tatuajes y, tras un breve momento en el reservado, Marina confesó estar atraída por el físico de su cita. Al final de la velada, ambos expresaron su deseo de tener una segunda cita, con la enfermera deseando conocerlo mejor y «verlo con más soltura».
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