El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha generado controversia al intervenir en asuntos internos mexicanos, provocando reacciones de rechazo hacia su postura injerencista. Esta situación se suma a un periodo crítico para México, caracterizado por la polarización social y problemas de seguridad y economía. A pesar de ello, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, respaldado mayoritariamente en las elecciones, sigue implementando su modelo político y económico, que incluye la disputada Reforma Judicial. La intervención de Washington es percibida como una afrenta a la soberanía mexicana, exacerbando tensiones en una relación ya afectada por incidentes como el caso del secuestro de Ismael «El Mayo» Zambada. La postura de Salazar ha sido vista como un intento de proteger intereses estadounidenses más que una preocupación genuina por los riesgos para México.
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