En el madrileño barrio de Las Tablas, los estudiantes de 5º de Primaria han retomado el uso de libros y cuadernos, una vuelta al aprendizaje tradicional que contrasta con su experiencia del curso anterior, cuando cada alumno disponía de una tablet propia durante las clases. Esta medida se enmarca dentro de una normativa pionera impulsada por el Gobierno regional que busca regular el uso de dispositivos electrónicos en centros educativos.
Mientras tanto, los alumnos de 6º de Primaria continúan con el proyecto educativo que les permite utilizar un dispositivo individual, siguiendo las pautas establecidas en un decreto que permite esta excepción. Este enfoque diferenciado resalta una tendencia a equilibrar la innovación tecnológica con prácticas pedagógicas tradicionales.
El Valle, como otros colegios sostenidos con fondos públicos en la región, ha comenzado a aplicar estas medidas desde el inicio del curso. La nueva normativa no solo regula el uso de dispositivos durante las clases, sino que también prohíbe que los docentes asignen deberes o tareas evaluables que requieran de tecnología fuera del horario escolar. Esta iniciativa busca fomentar un uso controlado y supervisado de la tecnología, especialmente en edades tempranas.
En niveles de educación como el segundo ciclo de Educación Infantil y los primeros cursos de Primaria, el uso compartido de dispositivos está permitido bajo supervisión y con restricciones temporales según la etapa educativa. Así, los niños de 3 a 6 años pueden utilizarlos hasta una hora semanal, incrementando ligeramente este tiempo para los estudiantes de 3º y 4º de Primaria, y llegando a un máximo de dos horas semanales para los estudiantes más avanzados. Para los más pequeños, de hasta 3 años, el contacto con dispositivos electrónicos se desaconseja por completo.
En la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), los institutos tienen la autonomía para decidir el uso individual o compartido de la tecnología en función de las características y la madurez de sus estudiantes.
Según Viciana, representante del proyecto, estas medidas buscan «proteger a los alumnos y reducir los riesgos derivados del uso temprano, intensivo o inadecuado de las pantallas, especialmente en los niños más pequeños». La normativa destaca la importancia de un enfoque que prioriza el bienestar y desarrollo equilibrado de los estudiantes, limitando el uso de dispositivos electrónicos y promoviendo un ambiente educativo más tradicional.