En un encuentro lleno de giros dramáticos, Chloe Kelly emergió como la salvadora de Inglaterra al revolucionar el partido contra Suecia. A pesar de que las suecas dominaron tácticamente el campo con transiciones letales y una defensa sólida, Kelly ingresó a diez minutos del final del tiempo reglamentario y entregó dos asistencias cruciales que llevaron el juego a una accidentada prórroga. Las suecas habían aprovechado los errores defensivos ingleses para adelantarse 2-0 con goles de Kosovare Asllani y Stina Blackstenius. Las inglesas reaccionaron cuando Lucy Bronze y Michelle Agyemang encontraron el arco contrario, empatando el juego y forzando una continuación hasta el último minuto.
El torneo continuó de forma agónica con una tanda de penaltis que se extendió debido a múltiples errores de ambos equipos. Suecia falló en cinco ocasiones, mientras que Inglaterra erró en cuatro, con Chloe Kelly anotando el penal decisivo que aseguró el pase a las semifinales contra Italia. El desgaste fue evidente, con jugadoras como Hannah Hampton y Lucy Bronze mostrando signos visibles de cansancio y lesiones. El técnico sueco, Gerhardsson, había conseguido poner en jaque a Inglaterra aprovechando sus debilidades, pero finalmente la resistencia inglesa prevaleció en un duelo que dejó evidente la dramática lucha de voluntad entre ambos equipos.
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