La interacción entre humanos e inteligencia artificial (IA) está experimentando una evolución rápida, especialmente en el ámbito de la traducción y los estudios HIT (Humanidades, Inteligencia y Tecnología). Las inteligencias artificiales, como ChatGPT, requieren de un entrenamiento cuidadoso a través de «prompts» o instrucciones precisas para mejorar su capacidad de respuesta. Este proceso depende en gran medida de la habilidad del programador para comunicarse efectivamente con la IA, un aspecto que está transformando radicalmente la manera en que entendemos la relación entre tecnología y lenguaje. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., se espera que el mercado laboral en traducción e interpretación crezca un 2% para 2033, con la inteligencia artificial desempeñando un papel clave en esta expansión y estimulando el desarrollo de programas educativos innovadores, como el Grado en Traducción, Interpretación y Tecnologías del Lenguaje de la Universidad Pontificia Comillas.
Con el auge de la IA, la automatización de procesos lingüísticos se hace cada vez más sofisticada, planteando desafíos culturales y éticos. Es vital que las traducciones sean no solo precisas, sino también culturalmente sensibles, como demuestran casos de mala adaptación de campañas publicitarias al contexto cultural local, como ocurrió con Pepsi y KFC en Asia. Para enfrentar estos retos, los estudios HIT combinan habilidades humanísticas y computacionales, preparando a los futuros traductores e intérpretes para un mundo donde la interacción con IA es inevitable. Estos temas serán discutidos en eventos como la CIUTI Conference 2025, donde se abordarán aspectos clave como la inclusión de lenguas menos representadas y la regulación ética del uso de algoritmos, marcando un futuro donde la formación en estas áreas se vuelve crucial.
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